miércoles, 3 de diciembre de 2008

Texto Segundo Básico



Papelucho en la clínica
(Fragmento)
Marcela Paz, Chile

Ahora sí que casi no escribo nunca más mi diario. Porque por culpa
del Casimiro casi muero. Yo estaba en la clínica acompañando a mi mamá
y a mi hermana de un día, y mientras ellas dormían estaba obligado a
pasearme por el famoso pasillo. Eran puras puertas iguales, todas cerradas,
todas blancas y con números.
Tantas puertas iguales dan sueño y aburrimiento o si no una curiosidad
tremenda. Entonces inventé un juego para no quedarme dormido. Cerraba
los ojos y caminaba ciego hasta una puerta. La abría y al abrirla abría
también los ojos. El juego era adivinar si el enfermo era hombre o mujer
y si era quebrado o no. Los enfermos eran casi todos viejos o señoras con
guaguas y yo les decía “disculpe” y cerraba otra vez la puerta.
Resulta que en el número 15 había un niño como yo y estaba solo y
me convidó a entrar. Y era el Casimiro.
- ¿Qué te pasa? - le pregunté.
- Estoy en observación - me dijo.
- ¿Es grave?
- No me quieren decir nada hasta que no llegue mi papá que viene de
Osorno.
- Así que ¿tú no tienes a nadie aquí?
- No. Estaba en el colegio y me enfermé y el médico y el rector me
trajeron a la clínica a hacer exámenes mientras viene mi papá.
- La cuestión es que no te mueras hasta que él llegue... - le dije.
Y así conversando y conversando nos pusimos a jugar y él inventó
que hiciéramos las “cambiaditas”. Y el cambio era que yo me metiera en la
cama de él y él se vistiera con mi ropa. Y justo cuando yo me había metido
en su cama con su pijama, abren la puerta y nos pillan jugando.
Era una enfermera con cara de “no me haga perder tiempo” y sin decir
palabra, tac me clavó una inyección en el brazo que ni sentí el pinchazo.
Casi y yo nos miramos un poco asustados, pero después nos dio
risa, sobre todo cuando la enfermera me levantó la ropa y me untó todo
el cuerpo con una cosa color café y me tapó con una tremenda gasa y
algodones como si fuera un herido. Y antes de poder preguntarse nada, ya
se había ido.
Casi y yo nos reíamos por haber engañado a esa enfermera tan creída
y Casi se veía recómico con mi ropa, y estábamos en lo mejor riéndonos
cuando de nuevo se abrió la puerta y entró otra enfermera con la ídem
de la inyección y sin decir palabra pescaron el catre mío (el de Casi) y lo
sacaron como si fuera un carretón.
Yo me iba muriendo de risa y el Casi se quedó con la boca abierta, pero
a medida que pasábamos por los pasillos a todo escape y me metieron con
catre y todo en un ascensor, me comenzó a dar un susto de no sé qué.
Y mientras bajábamos, me enderecé en el catre y quise explicar, pero la
enfermera me sujetó, me echó atrás y me dijo: “Quietecito y calladito” y no
me dejó ni hablar.
Dice Casi que él corrió detrás para explicar, pero le dieron un empujón
y lo dejaron fuera del ascensor y ni supo más de mí.
Cuando yo vi que entrábamos en el otro piso a un lugar lleno de puertas
anchas y un letrero que decía “Prohibida estrictamente la entrada”, y otro
“Pabellón de operaciones”, me dio un tilimbre en el estómago y pensé
gritar. Pero justo en ese momento me vino una borrachera y un sueño raro
con música de fondo y todas las caras se borraban y flotaban y era como la
muerte.





Preguntas


• ¿Qué ha pasado hasta ahora?
• ¿Por qué mi mamá estaba en la clínica?
• ¿Cómo crees que seguirá la historia?
• ¿De qué se trataban las “cambiaditas”?
• ¿Conocías al personaje Papelucho?
• ¿De qué se trataba el texto?
• ¿Cómo crees que seguirá?
• ¿Te gustó? ¿Por qué?
• ¿Qué tipo de texto es?

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